Que son las papilas gustativas
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Papilas gustativas de la lengua
Las papilas linguales (en singular papilla) son las pequeñas estructuras en forma de pezón que se encuentran en la superficie superior de la lengua y que le dan su característica textura rugosa. Los cuatro tipos de papilas de la lengua humana tienen estructuras diferentes y se clasifican en circunvaladas (o valladas), fungiformes, filiformes y foliadas. Todas, excepto las filiformes, están asociadas a las papilas gustativas[1].
Las papilas filiformes son las más numerosas de las papilas linguales[1]. Son papilas finas, pequeñas y con forma de cono que cubren la mayor parte del dorso de la lengua. Son las responsables de dar a la lengua su textura y son las responsables de la sensación de tacto. A diferencia de los otros tipos de papilas, las filiformes no contienen papilas gustativas[1] y cubren la mayor parte de los dos tercios anteriores de la superficie de la lengua[2].
Aparecen como proyecciones superficiales muy pequeñas, cónicas o cilíndricas,[2] y están dispuestas en filas paralelas al surco terminal. En la punta de la lengua, estas filas se vuelven más transversales[2].
Cuántas papilas gustativas
Las papilas gustativas son terminaciones nerviosas situadas en la lengua y en la parte posterior de la garganta y son las responsables de nuestra sensación del gusto. Contienen células receptoras del gusto que reaccionan químicamente con las moléculas de los alimentos y la saliva para producir el sabor. El ser humano medio tiene aproximadamente 10.000 papilas gustativas. Curiosamente, se pierden las papilas gustativas a medida que se envejece. Los seres humanos experimentan cinco sensaciones gustativas básicas: dulce, ácido, salado, amargo y umami (sabroso). Cada papila gustativa puede reconocer los cinco sabores, no están especializadas para reconocer sólo un tipo.
Dónde se encuentran las papilas gustativas en la lengua
La capacidad gustativa nos proporciona algunas de las mejores cosas de la vida: el dulzor de los caramelos, el salado de las patatas fritas y el ácido de la limonada. Todos sabemos que empieza en la lengua, pero ¿cómo funciona realmente? Los científicos han descubierto que el sabor procede de una reacción en cadena que comienza en las proteínas sensibles de la lengua, recorre las papilas gustativas, entra en los nervios y termina en el cerebro. Uno de los descubrimientos más sorprendentes es que la sensibilidad al gusto varía de una persona a otra. Cada uno de nosotros vive en un mundo gustativo único, lo que hace que cada uno sea diferente en los alimentos que ama y odia.
Piensa en tu comida favorita. ¿Es la pizza? ¿El chocolate? ¿Sushi? Imagina tu comida favorita y el placer que te produce comerla. ¿Y qué hay de un alimento que no le guste? Los alimentos tienen muchas propiedades diferentes que contribuyen a su disfrute: el olor, la temperatura e incluso la sensación en la boca. Una de las propiedades más importantes de los alimentos es el sabor, la combinación de sensaciones dulces, ácidas, saladas, amargas y saladas que salen de la lengua. ¿Cómo se transmiten estas señales desde la boca hasta el cerebro? Esto ha sido un misterio durante mucho tiempo. Sin embargo, los científicos han descubierto detalles notables sobre las piezas que componen el sistema del gusto y cómo encajan entre sí [1].
Función de las papilas gustativas
El sistema gustativo o sentido del gusto es el sistema sensorial parcialmente responsable de la percepción del gusto (sabor)[1] El gusto es la percepción que se produce o se estimula cuando una sustancia en la boca reacciona químicamente con las células receptoras del gusto situadas en las papilas gustativas de la cavidad oral, principalmente en la lengua. El gusto, junto con el olfato y la estimulación del nervio trigémino (que registra la textura, el dolor y la temperatura), determina los sabores de los alimentos y otras sustancias. Los seres humanos tienen receptores del gusto en las papilas gustativas y en otras zonas, como la superficie superior de la lengua y la epiglotis[2][3] La corteza gustativa es responsable de la percepción del gusto.
La lengua está cubierta por miles de pequeñas protuberancias llamadas papilas, visibles a simple vista[2]. Dentro de cada papila hay cientos de papilas gustativas[1][4] La excepción son las papilas filiformes que no contienen papilas gustativas. Hay entre 2.000 y 5.000[5] papilas gustativas que se encuentran en la parte posterior y anterior de la lengua. Otras se encuentran en el paladar, los lados y la parte posterior de la boca, y en la garganta. Cada papila gustativa contiene entre 50 y 100 células receptoras del gusto.